He vuelto a la universidad pisando fuerte y pisando
mierda.
Fuerte por los buenos propósitos que uno
internamente se autoimpone. Por ejemplo, lo de llevar las asignaturas al día es
una opción que barajo desde tercero de primaria, pero si por aquel entonces
recaía en los juegos de recreo (ya sean peonzas o tazos) hoy corro el peligro
de recaer en los quintos (ya sean Amstel o Mahou).
También está lo de querer currarse los apuntes
desde el primer día. Decides así que “se me ha traspapelado el Tema 2” es
una frase del pasado, y aunque no escribes desde que hiciste tu último examen
en junio y ahora tu caligrafía es una mierda no importa, pues a partir de hoy y
para siempre tu letra dejará de reproducir lenguas muertas y será ejemplar.
Y lo del tema de atender en cada una de las 7 horas
de clase que te esperan con los brazos abiertos por las mañanas, también es un
buen propósito de fin de verano.
Que si no hay que pestañear para así no perder el
hilo del temario no se pestañea, que tus ojos lloren y se irriten, que no hay
dolor, que la voz monótona del profesor es música en tus oídos, que el calor
que se ha formado en clase por el olor corporal de tus compañeros es hasta
acogedor y que si el que se sienta delante tuyo está repasando en su portátil
sus fotos de Facebook a ti te resbala, no te distraes, aunque dudes por un
segundo de tu capacidad de concentración si le da por meterse después en Cuantocabrón.
Y lo de pisando mierda lo vengo a decir porque al
igual que pasa con los propósitos de fin de año, donde uno se pone a dieta y
hace ejercicio sólo la primera semana, los propósitos del estudiante duran bien
poco.
Uno se desengaña y entiende humillado que su nota
dependerá de los litros de Redbull que su boca consiga engullir cuando los
exámenes se acerquen, o quizá no, quizá lo consigas y este año sea el tuyo.
Ánimo.
Sí. Que desastre es el tener que asentar la cabeza,
es sinónimo de tener que dejar que la cerveza fría de la terracita que te ha
empapado con su frescor durante los meses estivales se empape de bocas ajenas a
la tuya. Toca espolsar todos los granos de arena de la playa que aún conservas
en los bolsillos de tus pantalones cortos como recuerdo de aquella noche junto
al mar. La música del chiringuito se apaga y el despertador se enciende.
Y cuando me vienen estos bajones donde parece que
poco sentido tiene la existencia en general repaso Spotify, pero el pobre está
tan desgastado que me irrita abrir mis listas, necesito renovar y novedad.
Aunque ayer me dió por abrir la lista del grupo
“Madrugada” y como hacia tiempo que no escuchaba sus temas me recordó a épocas
pasadas, buen ritmo y compás.
Un grupo fundado en el año de mi nacimiento y
separado en el 2007 por la muerte de su guitarrista Robert Buras, aunque
publicaron como regalito de despedida su último disco que fue grabado antes de
fallecer Buras.
No profundicé ni he profundizado en todos sus
discos, pero valer valen un rato y sin subida del IVA.
Temas oportunos :
Madrugada-Elektro Vakuum
Madrugada- Vocal
Madrugada- Beauty Proof
Mientras en la Tierra las aguas siguen revueltas.
El fin de semana pasado estuve POR FIN en el Dcode. Alucinante, increíble, morí
respirando ante Sigur Ros, The Kooks, Foster the People y The Killers.
Pero todos los detalles requieren que repose
tranquilamente y medite las partituras que leyeron con sus instrumentos. Así
pues en la próxima entrada me pondré a ello, que ahora estoy groguí después de
tanta clase magistral.
Firmado: Carmen
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