miércoles, 19 de septiembre de 2012









He vuelto a la universidad pisando fuerte y pisando mierda.

Fuerte por los buenos propósitos que uno internamente se autoimpone. Por ejemplo, lo de llevar las asignaturas al día es una opción que barajo desde tercero de primaria, pero si por aquel entonces recaía en los juegos de recreo (ya sean peonzas o tazos) hoy corro el peligro de recaer en los quintos (ya sean Amstel o Mahou).

También está lo de querer currarse los apuntes desde el primer día. Decides así que  “se me ha traspapelado el Tema 2” es una frase del pasado, y aunque no escribes desde que hiciste tu último examen en junio y ahora tu caligrafía es una mierda no importa, pues a partir de hoy y para siempre tu letra dejará de reproducir lenguas muertas y será ejemplar.

Y lo del tema de atender en cada una de las 7 horas de clase que te esperan con los brazos abiertos por las mañanas, también es un buen propósito de fin de verano.
Que si no hay que pestañear para así no perder el hilo del temario no se pestañea, que tus ojos lloren y se irriten, que no hay dolor, que la voz monótona del profesor es música en tus oídos, que el calor que se ha formado en clase por el olor corporal de tus compañeros es hasta acogedor y que si el que se sienta delante tuyo está repasando en su portátil sus fotos de Facebook a ti te resbala, no te distraes, aunque dudes por un segundo de tu capacidad de concentración si le da por meterse después en Cuantocabrón.

Y lo de pisando mierda lo vengo a decir porque al igual que pasa con los propósitos de fin de año, donde uno se pone a dieta y hace ejercicio sólo la primera semana, los propósitos del estudiante duran bien poco.
Uno se desengaña y entiende humillado que su nota dependerá de los litros de Redbull que su boca consiga engullir cuando los exámenes se acerquen, o quizá no, quizá lo consigas y este año sea el tuyo. Ánimo.

Sí. Que desastre es el tener que asentar la cabeza, es sinónimo de tener que dejar que la cerveza fría de la terracita que te ha empapado con su frescor durante los meses estivales se empape de bocas ajenas a la tuya. Toca espolsar todos los granos de arena de la playa que aún conservas en los bolsillos de tus pantalones cortos como recuerdo de aquella noche junto al mar. La música del chiringuito se apaga y el despertador se enciende.

Y cuando me vienen estos bajones donde parece que poco sentido tiene la existencia en general repaso Spotify, pero el pobre está tan desgastado que me irrita abrir mis listas, necesito renovar y novedad.
Aunque ayer me dió por abrir la lista del grupo “Madrugada” y como hacia tiempo que no escuchaba sus temas me recordó a épocas pasadas, buen ritmo y compás.

Un grupo fundado en el año de mi nacimiento y separado en el 2007 por la muerte de su guitarrista Robert Buras, aunque publicaron como regalito de despedida su último disco que fue grabado antes de fallecer Buras.

No profundicé ni he profundizado en todos sus discos, pero valer valen un rato y sin subida del IVA.

Temas oportunos :

Madrugada-Elektro Vakuum

Madrugada- Vocal

Madrugada- Beauty Proof




Mientras en la Tierra las aguas siguen revueltas. El fin de semana pasado estuve POR FIN en el Dcode. Alucinante, increíble, morí respirando ante Sigur Ros, The Kooks, Foster the People y The Killers.
Pero todos los detalles requieren que repose tranquilamente y medite las partituras que leyeron con sus instrumentos. Así pues en la próxima entrada me pondré a ello, que ahora estoy groguí después de tanta clase magistral.


 Firmado: Carmen




No hay comentarios:

Publicar un comentario